1 de noviembre de 2011

El otoño y nadie más que tú


La primavera pasada llegué tarde con el post la mejor de las primaveras para avisaros de la floración de los cerezos, asi que recupero este espacio perdido de ilusiones perdidas que es mi blog, para avisaros del profuso colorido de los árboles caducos con que nos obsequia este seco y soleado otoño. Queda poco tiempo para contemplarlo, pues en cuanto caiga una sola gota de lluvia o sople algo de brisa, todo el otoño va a caer de un plumazo al suelo para avisarnos de que ya es Navidad.

El paso de estaciones me invita también a hacer una obvia pero determinante reflexión sobre nuestra existencia: la vida pasa. Cada mañana, cada hora, cada instante cuenta. Tiempos difíciles los que nos ha tocado vivir, pero ¿cuáles no lo fueron?; sobrevivimos malamente, jodidos y cabreados, caminando sobre nuestro pasado. No vemos nuestro futuro, sólo lo lamentamos como algo terrible que no puede sino empeorar. Es como si avanzáramos en un tren sentados de cara contraria a la marcha. Sólo vemos la mierda que pisamos. Toca darse la vuelta y mirar hacia adelante, a lo nuevo, a lo que podemos hacer, a lo que podemos aspirar. Queda muy poca gente dispuesta a recibir a porta gayola el futuro, Maximus Decimus Meridius, que se enfunde la coraza para luchar contra gigantes, happy fews capaces de defender cada mañana con una sonrisa, pero recuerda: nadie te va a sacar de la crisis más que tú, nadie va a decidir cómo es el futuro más que tú, nadie va a ser más culpable de no haberlo intentado más que tú. 



jardín en la Finca by @liquidambar
En fin, como terapia volvamos al mundo paisajista: los árboles que consiguen de tonalidades más rojizas _gracias a un pigmento la antocianina que es un potente antioxidante_ son los liquidámbares y los acer (palmatum, palustris, etc). Los árboles de tonalidades más marrones y tonos amarillos toman su coloración de los taninos, sustancias astringentes, así reconocerás a los carpes, catalpas, gleditxias, gimkos bilobas etc. Abre tus ojos y tus sentidos, el color de las hojas de los árboles este otoño, como lo fue la floración de la primavera, como fue aquel día que gozaste, como fue aquel día que sufriste y como todo en la vida, es pasajero. Pero el regustillo de lo bello siempre se asienta en el corazón.

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