9 de mayo de 2013

Invictus


Hay días que se salen de la rutina. 
Por ejemplo hoy, que volamos a Kenia con la Fundación Pablo en misión humanitaria para 10 días.

La maleta ha sido fácil. Después de repartir entre doctoras y cooperantes el material medico que había que llevar, y quedarme con el potabilizador de agua, este espacio queda. Y así todos. Como una ya sale desprendida de las cosas esta circunstancia ya se presenta como una solución a que llevar: nada o casi nada.

La campaña está organizada y si sale como previsto se salvarán vidas humanas. No hay más que mirar a los ojos del equipo médico que nos acompaña para admirar la valía de las profesionales que lo hacen a diario con aquellos niños a los que la vida confunde con un corazón defectuoso. 

Sólo que alli lo tienen que hacer en versión express, con recursos e instrumental que sin la ayuda económica y moral de todos vosotros no podrían resolver.

He participado en otras décadas en otras misiones en el extranjero. Una de ellas fue con las elecciones de Mandela donde aprendí este poema que releo amenudo. Invictus. Pero estando aqui también soy de esas que hace de cada día una misión. Nuestra vida y su circunstancia. Estos días la vamos a aplicar a otros que desconocemos pero que pronto serán de los nuestros, porque habremos visto la mirada de las madres y a nuestros doctores hacer equipo con los suyos, porque habremos compartido angustias universales como la de cualquier padre que quiere salvar a su hijo, porque nos llevaremos la alegría de haberlo intentado. Y nos arrependiremos por lo que hemos hecho, nunca por lo que hemos dejado de hacer. Porque "Soy el amo de mi destino; soy el capitán de mi alma".


Invictus

Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.

Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.

Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.

No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te queremos y nos alegramos mucho de tu misión, donde te pedimos nos lleves.
Dar amor es lo más bello del mundo; es el mayor don.
Isa querida, cuando en la final de fútbol en Sudáfrica , entró Nelson Mandela en el estadio y nos levantamos todos llorando, recordé In Victus y la exposición que vi sobre su vida en su país.
Te extrañaremos mañana en la Merienda de la Vida, donde desde Madrid, también se reparte mucho amor +

Anónimo dijo...


A mi también me hace feliz vivir esta e xperiencia a través tuyo.
Te esperamos con los brazos abiertos y deseosos de que nos cuentes
También contribuyendo un poquito económicamente en esa causa que hasta allí te lleva, como solidaridad hacia ti y sobre todo a los que realmente lo necesitan.
Cuidate!
Farruquita

Almudena dijo...

Isabel, deja que el cielo de Lamu te envuelva. Durante el día no tendrás ni tiempo, pero al caer la noche disfruta de las estrellas, que caen encima de uno en Africa como en ningún sitio. Estrellas que te acarician y os dan las gracias.