5 de abril de 2011

Japón

Hace exactamente un año, con motivo del 10 aniversario de nuestro estudio, los tres hermanos-socios viajamos a Japón. Queríamos hacer un viaje muy especial, visitar los jardines llamados zen de Kyoto y coincidir con el sakura, un precioso ritual oriental cargado de simbolismo para disfrutar de la imponente belleza y floración de los cerezos y entrar de lleno en la primavera conscientes de la levedad de la vida y agradecidos de lo que ésta nos ofrece sin pedir nada a cambio...

Los japoneses gozan del sakura sabiendo que en un instante la hermosura de las flores puede marchitarse a merced del viento o de la lluvia... y este año además, de un nuevo movimiento de tierra, de mar o de una catástrofe nuclear... El acontecimiento del florecimiento (桜前線, sakurazensen) es anunciado por los servicios meteorológicos y las noticias, y en parques y jardines es habitual ver a empresas reservar los mejores sitios con días de antelación. La celebración se alarga hasta la noche, y con el marchitar de las flores, el hanami pasa a llamarse yozakura (夜桜, “cerezos de noche”).

Jardin de Daisen-in en Kyoto
Este último mes Japón ha estado bajo la mirada y el pensamiento de todos; demasiados horrores juntos....asi que hoy, rememorando ese viaje, pensaba si el pueblo japonés estaría disfrutando un año más del espectáculo de la contemplación de los cerezos en flor, si en el templo de  Daisen-in  el monje Soen Ozeki seguiría rastrillando la grava cada mañana y si ese gran ejemplo de comportamiento, dignidad y esfuerzo _prudencia, perseverancia, templanza_ que está dando el pueblo japonés no sería trasladable al resto del mundo. ¿O no somos todos conscientes de que semejante panorama hubiera representado en cualquier otro país una auténtica debacle?. 

Si hace un año pudimos compartir el Sakura en Japón, disfrutar de la belleza en un país que yo definí a mi vuelta como "Muy muy lejano",  hoy me inclino ante el comportamiento ejemplar de este pueblo, arrasado por la fuerza de la naturaleza y por las amenazas nucleares, en el que hasta la última anciana de aldea parece colmada de dignidad ancestral y con la fuerza de un samurai:

"Si eres valiente y creas valor alrededor de ti,
el miedo innecesario desaparece.
El samurái aprende que su verdadero destino
no es arrojarse sin miedo a la muerte,
sino entregarse con valor a la vida."


En España también florecen los cerezos. 
Antes lo hacen las mimosas y forsitias en amarillos. Pronto abrirán sus hojas las frondosas.
Si, en España también hay primavera. Que levante la mano el que se detuvo a contemplarla por unos minutos para ser conscientes de la belleza y la levedad de la vida.

4 comentarios:

Luis Medina-Montoya Hellgren dijo...

Muy bonito y sentido Isabel. Le he enviado el enlace a Andy, seguro que le gustará.
Te incluyo aquí un par de Haikus:

Una flor caída
regresa volando a su rama
¡Una mariposa!
Moritake
Cuando las flores del cerezo se abrieron
trajeron belleza a mi corazón
Tatsu-Jo

Anónimo dijo...

Qué bonito, Isabel. --Andy en Tokio

Unknown dijo...

Precioso articulo Isabel.
Curioso pueblo que nos está dando un gran ejemplo de sufrimiento, organización y capacidad de reacción.
Se levantarán de nuevo sin ninguna duda rápido mientras en los demás países seguimos con la demagogia politco-mediatica sobre el tema.
Cuando nos veamos te contaré alguna anécdota que te encantará.

Un abrazo Juan Urrios

Unknown dijo...

Muy bonito. Muchos ánimos al pueblo japonés¡Y hago mío el pensamiento del Samurai. H