11 de abril de 2013

La vida en zig-zag

La vida no es perfecta. Pero eso no importa, porque a estas alturas de la vida ya todos hemos comprendido que la felicidad y la perfección no son buenas compañeras. Querer unirlas son ganas de jodernos amargarnos la vida: porque la perfección no es universal, porque la vida no da tregua y porque nacimos tarados.

El trazado de la vida no es perfecto, pero nosotros vivimos afanados constantemente en enderezar las cosas,  intentar atajar,  limar las imperfecciones, trazar lineas rectas sin apreciar que la felicidad está mucho más en el detalle, la forma, la pincelada. En saber relativizar los problemas hasta que lleguen los auténticos. En mi profesión como paisajista encontramos constantemente descuadres, torcidas, replanteos lamentables y mediocres acabados.
    Igual que en la vida misma.

El sencillo gesto de dedicar tiempo, oficio y algo de sentido común acompañado de amor, mucho amor, produce resultados notables.
    Igual que en la vida misma.

Sobre el terreno, a veces, utilizamos el zig-zag _tan característico de nuestro estudio para resolver los renglones torcidos de la mano del hombre sobre la naturaleza. Reelaboramos el espacio con la geometría buscando el orden y la estética. Nunca logramos la perfección, pero si intentamos alcanzar la serenidad frente al caos.

 Igual que los proyectos, a veces utilizo el zig-zag en la vida misma para llegar al destino de forma más serena, para encontrar el gusto y la estética en el enfangado camino que hay que recorrer para llegar a un punto, no pelear contra los imposibles rectos de la vida y conseguir la felicidad en el trayecto no en la meta.

1 comentario:

Kikas dijo...

Generalmente la distancia más corta entre dos puntos solo es cierto en matemáticas....
;-)