tanto por sentir: resiliencia

Escucho en La Ventana una entrevista a Thomas Buergenthal, juez en la Corte Internacional de Justicia tras ser de niño prisionero en Auschwitz. El juez que fué víctima, a los diez años ya había sobrevivido a dos guetos, el campo de exterminio de Auschwitz y el de Sachsenhausen, y a la terrible "marcha de la muerte" de 1945. El número tatuado en su brazo B-2930 forma parte de su vida. "No me quiero borrar el número. Nunca quise. Es parte de mi vida, es mi identidad".

En un momento de la entrevista, el juez introduce un término que no había escuchado antes nunca: la resiliencia , es decir, la resistencia frente a la destrucción o la capacidad de proteger la propia integridad a pesar de la presión, la superación de las crisis, el dolor, la muerte, la pobreza, las situaciones límites ante las cuales se resiste el ser humano, como luchador innato y sobreviviente de la esperanza.

El juez va contando que creció en los campos de concentración, no conocía otra vida: "Mi único objetivo era mantenerme vivo, de hora en hora, día tras día. Esa era mi perspectiva. Medía el tiempo sólo en función de las horas que debíamos esperar para recibir nuestra siguiente ración de alimentos, o de los días que probablemente restaban para que el doctor Menguele se presentase para llevar a cabo otra de sus mortíferas selecciones", según prologa.

Inmediatamente pienso en Ingrid Betancourt, y deseo que pudiera estar escuchando la preciosa entrevista del sabio juez Thomas y me la imagino dolida, castigada pero digna, y te deseo, Ingrid, que sigas siendo ejemplo no ya de resistencia, como decía hace ya meses, sino de resiliencia y que podamos pronto, como el juez, escuchar de tu boca como fuiste fuerte y capaz de demostrar al mundo que resilencia es además, la capacidad de construir o reconstruir la propia vida a pesar de las circunstancias extremadamente difíciles que te tocaron vivir.

Ingrid aguanta. Estamos pendientes de tí, esta pequeña ventana al menos, va por tí.